Desde el punto de vista del maestro de los mártires, El Imam Hussein (P), el mundo es como el residuo de un recipiente del que otros bebieron, o el sobrante del pasto en el que los antepasados pastaron, sabiendo que no hay nada bueno en ello y está sujeto a la decadencia y al cambio.

Por supuesto, la vida de este mundo es un buen medio para llegar al Más Allá, y si se puede usar el mundo como un buen medio, es el mundo que hace llegar al hombre a la perfección, porque la vida de este mundo es inestable e infiel y no será fiel para nadie, y las generaciones anteriores dejan el mundo y sus bienes a las próximas generaciones, y las próximas generaciones también a su próxima generación.

Es decir; porque del mundo no se trasmite nada salvo la buena o la mala conducta del hombre, por eso, el Imam (P) lo ha asemejado al resto de una vasija de la que otros han bebido.

Es decir; el mundo es infiel y no vale nada para cualquiera que se aferre a él y oprime a alguien para conseguir la riqueza o para llegar a una posición mundanal, y se olvida de Dios, y si lo hace, este mundo se convierte en un mundo maldito.